El centro histórico de Manresa comprende todo el conjunto de barrios y calles de la ciudad que nacieron y crecieron dentro de las antiguas murallas medievales. Aunque las fortificaciones más antiguas de Manresa se remontan hasta el siglo X, los cambios económicos y el crecimiento de la población pronto motivaron la ampliación del perímetro de la muralla hasta finales del siglo XIV.

Dicha ampliación se produjo debido a la gran expansión urbanística que había experimentado Manresa, pasando de una pequeña villa fortificada a una verdadera ciudad en poco más de un siglo. Este período de bonanza económica, que a día de hoy conocemos como el “siglo de oro” de Manresa, nos ha legado un importante conjunto monumental que se puede admirar en cada rincón del centro histórico. Además de la imponente basílica de La Seu, una joya incomparable del esplendor medieval manresano, nuestros visitantes pueden pasear y dejarse seducir por nuestras calles y plazas llenas de historia, como la Calle del Balç, la Calle de Sant Miquel, la Calle d’en Botí o la Plana de l’Om.